miércoles, 9 de septiembre de 2015

¿A DÓNDE QUEDÓ EL ASOMBRO?
(Reseña de los taller artísticos sobre las identidades en la Escuela de San Pedro de Barva)

por Sebastián Miranda Brenes
Julio, 2014

Por lo general, muchas veces nos hemos preguntado qué parte de ser niños fuimos dejando en el camino. Qué parte de esa época nos arrebató el tiempo y se fue desprendiendo, casi de forma imperceptible, de nosotros.

Muy pocas veces, nos detenemos a pensar en esto, tal vez nunca lo hacemos, pero cuando ataca esta duda, lamentablemente la incertidumbre nos invade, y lo más que podemos hacer es balbucear algunas palabras, mientras los ojos se saturan de recuerdos que rápidamente son dispersados por el viento de nuestros quehaceres diarios.

Este año, durante el IV Encuentro Arte Comunidad que organizamos, tuve la oportunidad de enfrentarme a este cuestionamiento, durante los talleres artísticos que realizamos en las escuelas partícipes del proyecto. 

Iniciaré esta reseña por la experiencia que tuvimos en el taller realizado en la Escuela Jaoquín Camacho Ulate, de San Pedro de Barva de Heredia, pues fue ahí donde este choque temporal me golpeó con más fuerza, ya que está Escuela es donde terminé la primaria y di el salto a la adolescencia, donde otros conflictos se apoderan de nosotros, de los que en este momento simplemente omitiré.

Ese día llegamos puntuales al lugar. Estamos asignados Lucía y yo para guiar la actividad, y los invitados que estarían presentes eran Jhavier Romero de Panamá, Julio Ceballos de México y Natalia Chacón de Costa Rica, quienes en esta ocasión tendrían que dirigir a los chicos para hacer los procesos de reflexión sobre el tema de fondo durante la actividad, que para esta edición del Encuentro Arte Comunidad fue la Identidad.

Nos reportamos en la puerta, firmamos y faltó poco para que nos requisaran. Cruzamos por los pasillos, y cierto aire de nostalgia y un correr de recuerdos me aparecieron inesperadamente en la cabeza. Puta –pensé- casi 20 años hace que salí de la escuela, que salía a recreo y corría por estos pabellones,…, que cantidad de años dejándonos extraviados en algún sitio.

Seguimos hasta encontrar el aula de la sección 5-2 y a la espera estaban las niñas, los niños y la maestra Laura Brenes, que dicho sea de paso y con orgullo, es mi madre, literalmente. Ella desde un inicio mostró todo el entusiasmo para que trabajáramos con sus estudiantes y pasó desde antes motivando a los mismos para que esperaran el día de nuestroevento.

Entre Lucía y yo, dimos la bienvenida, solicitamos a los niños y niñas que corrieran los pupitres, que se colocaran en un círculo junto con los artistas. Posteriormente negociamos con los y las estudiantes, el asunto del recreo, y acordamos que si tocaban para salir al recreo se quedarían trabajando con nosotros en el aula, pues prometíamos que la iban a pasar de la mejor forma.

Luego le solicitamos presentarse a los invitados, iniciando Julio quien fue introduciendo su trabajo hablando sobre las identidades, sobre algunas características de su país, mostrando fotografías de las pirámides, dejando a los niños y niñas sorprendidas. Al final de su presentación, realizó la lectura de dos poemas para darle el espacio a Natalia Chacón, quien presentó, como lo había hecho en los otros talleres, una sutil interpretación de un poema de Octavio Paz, dejando al final un largo silencio y rostros meditabundos. Por lo último, fue el turno de Jhavier, quien aprovecho esa pausa para interpretar un cuento infantil, encarnando a los personajes, con voces y figuras corporales que despertaban la imaginación, dejando a los niños absortos y en sus rostros una fuerte expresión de ASOMBRO.

En este punto es donde pretendo hacer un enorme paréntesis, pues es fue aquí, en este preciso instante, al contemplar los rostros de nuestros participantes, que terminé de descubrir el elemento que extraviamos dentro del tiempo, dentro de los años que acumulamos y que vamos colocando al lado de aquellos que creemos aprehender. Lo que dejamos olvidado cuando crecemos: aquel niño o niña que fuimos.

Muchas veces escuché que era la inocencia, otras la ingenuidad y en el peor de los casos, la ignorancia con la que nacemos. Pero ciertamente, en los ratos que pude observar la actitud de estos chicos, descubrí que los términos anteriores no eran más que clichés, frases repetidas de algún mal programa de televisión.

La forma de como miraban el movimiento de los artistas, una fotografía de otro lugar, y lo más importante, la forma de involucrarse en las actividades, me demuestra la capacidad de asombro que pudo tener alguién a esa edad, el de sorprenderse intensamente con un detalle, el ponerle un toque mágico a lo que ahora nos puede parecer lo más simple y los más trivial.  

El ASOMBRO, eso, es lo que dejamos colgado en algún sitio, perdido en el portón de salida de la escuela, hasta que seguimos creciendo y vamos adoptando patrones, y nos siguen moldeando y vaciando todo aquello que nos identifica, que nos conforma y son parte de nuestro ser, para que luego todo va dejando de tener valor, todo se va sin nada de particular, tan físico y palpable que pensar en algo distinto y maravilloso nos parece una rotunda estupidez.

Ahí es cuando el niño o la niña que fuimos lo dejamos olvidados en algún lugar desconocido, siendo asfixiados por toda la información que día a día nos invade y nos crea muros y escudos para evitar en contacto con todo aquello que nos pueda conmover, y si acosa deja solo algún pequeño orificio para de vez en cuando observar algún recuerdo, castrado de magia, de todo aquello que vivimos.
…..

Tremenda lección recibí durante la actividad, pues como seguiré narrando los detalles de las actividades, el asombro que mostraron los participantes  fue la constante y el motor para que los otros talleres fueran un éxito, y sin duda, fue lo que me conmovió durante estos días de Encuentro, que me provocó replanteamientos de perspectivas y de visión a nivel personal, que me impulsó a escribir esta crónica.

Después de la presentación de los artistas, Lucía tomó el liderazgo del taller, dividió al grupo en subgrupos, asignó los temas para que trabajaran, donde al grupo de Jhavier le correspondió la identidad personal, a Natalia la identidad comunal y a Julio la provincial. Pero antes, de iniciar los trabajos, Natalia se apoderó del grupo y inició una dinámica rompe hielo, que aplicó también en el taller realizado en el Liceo Nocturno Alfredo González Flores, el día anterior, que cabe señalar, que fue otra experiencia muy distinta que deberé narrar en otra reseña.

La actividad consistía en poner a caminar todos en círculos, en distintas direcciones, y de pronto Natalia daba alguna indicación para realizar una acción específica durante el movimiento, por ejemplo: cuando se topen a alguien hagan una reverencia o cuando se topen al compañero o la compañera, salten y choquen las manos. La dinámica permitió a los chicos y chicas interactuar entre ellos y a su vez relajarse para lo que venía. Sin embargo, hubo un caso de un niño que extrañamente se retrajo durante la actividad, y se ensimismó, hasta el punto de que cuando Natalia se acercó a intentar reincorporarlo, respondió con un tajante “no gracias” mientras su mirada se clavaba en el suelo.

Igualmente la dinámica llegó a su fin, cada niño y niña se guió a su grupo respectivo, pero específicamente este niño se le asignó para que trabajara con Natalia, ya que por las características de la artista, podría conducir mejor la actitud que el chico presentó anteriormente.

El trabajo de fondo y el más importante del Encuentro, inició cuando los niños y niñas se sientan con su artista guía a realizar un proceso de diálogo, reflexión sobre el tema asignado y el proceso de creación artística.

Los artistas trabajaron por aproximadamente 40 minutos, teniendo un espacio para conocerse, dialogar y proponer una actividad que iban ir construyendo entre todos y todas. Mientras los niños y niñas trabajaban, Lucía y yo supervisábamos que tuvieran todo lo que necesitaran, materiales o algo en particular. Por otra parte, íbamos documentado fotográficamente los procesos y en ocasiones nos acercábamos a los grupos simplemente para observar que todo marchara bien.

 En general, el grupo se mostró sumamente entusiasmado con este proceso de creación, hasta el punto de que el recreó pasó por alto. A eso de las 3:20 de la tarde, Lucía dio la señal para concluir las actividades y procediéramos a realizar las presentaciones de cada grupo.

La exposición de los trabajos arrancó con el grupo de Julio, donde mostraron un dibujo hecho por los y las integrantes, donde ilustraron elementos característicos de la provincia, entre las que destacan la mascarada, las zonas verdes y un elemento que se mantuvo muy presente que fue el Volcán Barva, como si fuera un antiguo y gigante abuelo que estuviera siempre resguardándonos.

Durante la presentación del dibujo cerraron con la frase: “Heredia es oro”, posteriormente un grupo de cuatro chicas, las más grandes al parecer del grupo, montaron una pequeña coreografía, utilizando, tristemente una canción de reguetón, las niñas bailaron sin rayar en lo vulgar, mostrando un poco un gusto por el baile. En este caso, igualmente no se intervino con ninguna negativa con respecto a la coreografía, pues fue el recurso que encontraron para involucrarse en la actividad. La presentación del grupo de Julio concluyó con la lectura de un poema elaborado por los niños y niñas, construido con palabras claves que se originaron durante el dialogo, y Julio procedió a realizar la lectura, mientras una de las niñas del grupo de él lo acompañaba con una breve interpretación musical que realizó utilizando una aplicación de la tablet de Julio. El poema decía: 

“Heredia

El sol de Heredia es diferente al de los otros lugares. Su atardecer abraza a la gente de su provincia, hay cultura en sus calles, trabajo, la comida en Heredia es deliciosa, por eso la compartimos con nuestra familia.
En mi provincia las máscaras salen de noche, cuerpos y sombras se juntan en un baile que dura siempre.”

Después de aplausos, se le dio oportunidad al grupo de Natalia, que en su propuesta fomento el liderazgo en los y las participantes, pues los empoderó para que en público dirigieran pequeños “sketch”, pero tipo fotográficos, inmóviles que practicaron en su momento. Esta dinámica, además de propiciar el respeto entre ellos, incentivó a que cada una de las  personas del grupo tomaran la iniciativa de dirigir una situación en particular en público.

Natalia, tenía a su cargo 6 personas que representaron por medio de dichos sketch situaciones características de su comunidad, entre las que destacaron algunas como: Jugar bola, ir al parque o ir a jugar a la casa de Rodrigo, uno de los niños del grupo. Una que me llamó sobremanera la atención, fue la situación que propuso el niño que se mostró retraído al inicio, pues el título de su sketch fue: vivir con confianza y seguridad, lo que sobresalió de resto de las actividades propuestas, que fueron un poco más cotidianas, en cambio en ésta, intentó reforzar dos valores que actualmente se han debilitado casi por completo y que afecta directamente nuestra convivencia.

En total fueron 6 situaciones distintas, cada uno y una de las integrantes dirigió cada actividad dando una indicación, mientras los demás imitaban posiciones simulando que realizaban la actividad. Cabe señalar que la dinámica fue muy sencilla, pero caló de gran forma en los y las estudiantes participantes.

Por último, fue el turno del grupo de Jhavier, que presentaron otra dinámica muy interesante. En esta oportunidad, Jhavier le indicó a los niños y niñas que escribieran las 5 características que los y las identificaba. Luego debieron de plantear una situación para representar, a lo que propusieron: un día en el parque. Con las características que cada niño mencionó, tuvieron que inventar un personaje del parque al que deberían de poner en escena durante la exposición.

En el momento de la presentación, los niños y las niñas entraban uno por uno, primero fue un árbol quien nos contó sus características, luego otro árbol que hizo lo mismo, luego entró una pajarita que mientras volaba nos iba contando cómo era, hasta posarse al frente del primer árbol, posteriormente un perro que entró bordeando al primer árbol y que hasta orinó, nos narró cuales eran su cualidades, hasta que se echó a la par de la pajarita. Velozmente entró una bicicleta y rápidamente se describió y terminó parqueada al otro lado de la pajarita. Finalmente una niña y un niño, sentándose en una banca del parque nos contaron cómo era cada uno y al final de la actividad nos ofrecieron un hermoso paisaje de un domingo en el parque.

Los aplausos se hicieron presentes y en esta ocasión la asombrada fue la profesora Laura, que terminó sorprendida por el talento de sus estudiantes.

La actividad finalizó, cuando Lucía indicó que nos sentáramos todos y todas en círculo nuevamente, con el fin de hacer una reflexión final sobre el taller. La palabra la tomó Lucía e inició preguntándoles a los artistas que fue lo que aprendieron durante la actividad. A todos y todas nos tomó por sorpresa, pues creo que esperábamos iniciar por lo niños y niñas. Esta ruptura fue muy valiosa pues obligó al artista a reaccionar de manera rápida y de reflexionar cómo le impacto el trabajo realizado.

Las respuestas, lamentablemente no se documentaron, pues cómo fue algo sorpresivo no se tenía ninguna grabadora lista, y entre tanta actividad no fui capaz de retener todas las ideas. Además, viendo la actitud de Lucía, me tocaría el turno de hablar a mí, por lo que también empecé a formular mi respuesta, y aunque omití el duro golpe recibido al inicio, cuando deslumbré aquello mencionado anteriormente en relación con el asombro que no pude captar mucho de lo que dijeron los artistas en el momento. Sin embargo, a grandes rasgos, mencionaron la sorpresa por ver tanto talento, que todos y todas tenían la posibilidad de llegar a ser grandes artistas, que todo es cuestión de trabajo, etc. Por este motivo, y como resumiré más adelante, uno de las recomendaciones es de contar en el 100 % de las actividad la grabación, aunque sea de voz de los trabajos y discusiones, pues se generan y se formulan ideas y situaciones que son necesarias rescatar, para un análisis posterior.


El taller concluyó de una excelente manera, y después de un refrigerio que nos tenían preparado, y dejar asombrados a nuestros invitados internacionales con el sabor del cas, nos marchamos de la escuela en miras de la inauguración. Partimos satisfechos, sonrientes y yo en lo personal, emocionalmente golpeado, por aquello que pude descubrir.