¿A DÓNDE QUEDÓ EL ASOMBRO?
(Reseña de los taller artísticos sobre las identidades en la Escuela de San Pedro de Barva)
(Reseña de los taller artísticos sobre las identidades en la Escuela de San Pedro de Barva)
por Sebastián Miranda Brenes
Julio, 2014
Por
lo general, muchas veces nos hemos preguntado qué parte de ser niños fuimos
dejando en el camino. Qué parte de esa época nos arrebató el tiempo y se fue desprendiendo,
casi de forma imperceptible, de nosotros.
Muy
pocas veces, nos detenemos a pensar en esto, tal vez nunca lo hacemos, pero
cuando ataca esta duda, lamentablemente la incertidumbre nos invade, y lo más
que podemos hacer es balbucear algunas palabras, mientras los ojos se saturan
de recuerdos que rápidamente son dispersados por el viento de nuestros
quehaceres diarios.
Este
año, durante el IV Encuentro Arte Comunidad que organizamos, tuve la
oportunidad de enfrentarme a este cuestionamiento, durante los talleres
artísticos que realizamos en las escuelas partícipes del proyecto.
Iniciaré
esta reseña por la experiencia que tuvimos en el taller realizado en la Escuela Jaoquín Camacho Ulate, de San Pedro de Barva de Heredia, pues fue ahí donde este choque temporal me golpeó con
más fuerza, ya que está Escuela es donde terminé la primaria y di el salto a la
adolescencia, donde otros conflictos se apoderan de nosotros, de los que en
este momento simplemente omitiré.
Ese
día llegamos puntuales al lugar. Estamos asignados Lucía y yo para guiar la
actividad, y los invitados que estarían presentes eran Jhavier Romero de
Panamá, Julio Ceballos de México y Natalia Chacón de Costa Rica, quienes en
esta ocasión tendrían que dirigir a los chicos para hacer los procesos de
reflexión sobre el tema de fondo durante la actividad, que para esta edición
del Encuentro Arte Comunidad fue la Identidad.
Nos
reportamos en la puerta, firmamos y faltó poco para que nos requisaran.
Cruzamos por los pasillos, y cierto aire de nostalgia y un correr de recuerdos me
aparecieron inesperadamente en la cabeza. Puta –pensé- casi 20 años hace que
salí de la escuela, que salía a recreo y corría por estos pabellones,…, que
cantidad de años dejándonos extraviados en algún sitio.
Seguimos
hasta encontrar el aula de la sección 5-2 y a la espera estaban las niñas, los
niños y la maestra Laura Brenes, que dicho sea de paso y con orgullo, es mi madre, literalmente. Ella desde un inicio
mostró todo el entusiasmo para que trabajáramos con sus estudiantes y pasó desde antes motivando a los mismos para que esperaran el día de nuestroevento.
Entre
Lucía y yo, dimos la bienvenida, solicitamos a los niños y niñas que corrieran
los pupitres, que se colocaran en un círculo junto con los artistas.
Posteriormente negociamos con los y las estudiantes, el asunto del recreo, y
acordamos que si tocaban para salir al recreo se quedarían trabajando con
nosotros en el aula, pues prometíamos que la iban a pasar de la mejor forma.
Luego
le solicitamos presentarse a los invitados, iniciando Julio quien fue
introduciendo su trabajo hablando sobre las identidades, sobre algunas
características de su país, mostrando fotografías de las pirámides, dejando a
los niños y niñas sorprendidas. Al final de su presentación, realizó la lectura
de dos poemas para darle el espacio a Natalia Chacón, quien presentó, como lo
había hecho en los otros talleres, una sutil interpretación de un poema de
Octavio Paz, dejando al final un largo silencio y rostros meditabundos. Por lo
último, fue el turno de Jhavier, quien aprovecho esa pausa para interpretar un
cuento infantil, encarnando a los personajes, con voces y figuras corporales
que despertaban la imaginación, dejando a los niños absortos y en sus rostros
una fuerte expresión de ASOMBRO.
En
este punto es donde pretendo hacer un enorme paréntesis, pues es fue aquí, en
este preciso instante, al contemplar los rostros de nuestros participantes, que
terminé de descubrir el elemento que extraviamos dentro del tiempo, dentro de
los años que acumulamos y que vamos colocando al lado de aquellos que creemos
aprehender. Lo que dejamos olvidado cuando crecemos: aquel niño o niña que fuimos.
Muchas
veces escuché que era la inocencia, otras la ingenuidad y en el peor de los
casos, la ignorancia con la que nacemos. Pero ciertamente, en los ratos que pude
observar la actitud de estos chicos, descubrí que los términos anteriores no
eran más que clichés, frases repetidas de algún mal programa de televisión.
La
forma de como miraban el movimiento de los artistas, una fotografía de otro
lugar, y lo más importante, la forma de involucrarse en las actividades, me
demuestra la capacidad de asombro que pudo tener alguién a esa edad, el de
sorprenderse intensamente con un detalle, el ponerle un toque mágico a lo que
ahora nos puede parecer lo más simple y los más trivial.
El
ASOMBRO, eso, es lo que dejamos colgado en algún sitio, perdido en el portón de
salida de la escuela, hasta que seguimos creciendo y vamos adoptando patrones,
y nos siguen moldeando y vaciando todo aquello que nos identifica, que nos
conforma y son parte de nuestro ser, para que luego todo va dejando de tener
valor, todo se va sin nada de particular, tan físico y palpable que pensar en
algo distinto y maravilloso nos parece una rotunda estupidez.
Ahí
es cuando el niño o la niña que fuimos lo dejamos olvidados en algún lugar
desconocido, siendo asfixiados por toda la información que día a día nos invade
y nos crea muros y escudos para evitar en contacto con todo aquello que nos
pueda conmover, y si acosa deja solo algún pequeño orificio para de vez en
cuando observar algún recuerdo, castrado de magia, de todo aquello que vivimos.
…..
Tremenda
lección recibí durante la actividad, pues como seguiré narrando los detalles de
las actividades, el asombro que mostraron los participantes fue la constante y el motor para que los otros
talleres fueran un éxito, y sin duda, fue lo que me conmovió durante estos días
de Encuentro, que me provocó replanteamientos de perspectivas y de visión a
nivel personal, que me impulsó a escribir esta crónica.
Después
de la presentación de los artistas, Lucía tomó el liderazgo del taller, dividió
al grupo en subgrupos, asignó los temas para que trabajaran, donde al grupo de
Jhavier le correspondió la identidad personal, a Natalia la identidad comunal y
a Julio la provincial. Pero antes, de iniciar los trabajos, Natalia se apoderó
del grupo y inició una dinámica rompe hielo, que aplicó también en el taller
realizado en el Liceo Nocturno Alfredo González Flores, el día anterior, que
cabe señalar, que fue otra experiencia muy distinta que deberé narrar en otra
reseña.
La
actividad consistía en poner a caminar todos en círculos, en distintas
direcciones, y de pronto Natalia daba alguna indicación para realizar una
acción específica durante el movimiento, por ejemplo: cuando se topen a alguien
hagan una reverencia o cuando se topen al compañero o la compañera, salten y
choquen las manos. La dinámica permitió a los chicos y chicas interactuar entre
ellos y a su vez relajarse para lo que venía. Sin embargo, hubo un caso de un
niño que extrañamente se retrajo durante la actividad, y se ensimismó, hasta el
punto de que cuando Natalia se acercó a intentar reincorporarlo, respondió con
un tajante “no gracias” mientras su mirada se clavaba en el suelo.
Igualmente
la dinámica llegó a su fin, cada niño y niña se guió a su grupo respectivo,
pero específicamente este niño se le asignó para que trabajara con Natalia, ya
que por las características de la artista, podría conducir mejor la actitud que
el chico presentó anteriormente.
El
trabajo de fondo y el más importante del Encuentro, inició cuando los niños y
niñas se sientan con su artista guía a realizar un proceso de diálogo,
reflexión sobre el tema asignado y el proceso de creación artística.
Los
artistas trabajaron por aproximadamente 40 minutos, teniendo un espacio para
conocerse, dialogar y proponer una actividad que iban ir construyendo entre
todos y todas. Mientras los niños y niñas trabajaban, Lucía y yo supervisábamos
que tuvieran todo lo que necesitaran, materiales o algo en particular. Por otra
parte, íbamos documentado fotográficamente los procesos y en ocasiones nos
acercábamos a los grupos simplemente para observar que todo marchara bien.
En general, el grupo se mostró sumamente
entusiasmado con este proceso de creación, hasta el punto de que el recreó pasó
por alto. A eso de las 3:20 de la tarde, Lucía dio la señal para concluir las
actividades y procediéramos a realizar las presentaciones de cada grupo.
La
exposición de los trabajos arrancó con el grupo de Julio, donde mostraron un
dibujo hecho por los y las integrantes, donde ilustraron elementos
característicos de la provincia, entre las que destacan la mascarada, las zonas
verdes y un elemento que se mantuvo muy presente que fue el Volcán Barva, como
si fuera un antiguo y gigante abuelo que estuviera siempre resguardándonos.
Durante
la presentación del dibujo cerraron con la frase: “Heredia es oro”,
posteriormente un grupo de cuatro chicas, las más grandes al parecer del grupo,
montaron una pequeña coreografía, utilizando, tristemente una canción de
reguetón, las niñas bailaron sin rayar en lo vulgar, mostrando un poco un gusto
por el baile. En este caso, igualmente no se intervino con ninguna negativa con
respecto a la coreografía, pues fue el recurso que encontraron para
involucrarse en la actividad. La presentación del grupo de Julio concluyó con
la lectura de un poema elaborado por los niños y niñas, construido con palabras
claves que se originaron durante el dialogo, y Julio procedió a realizar la
lectura, mientras una de las niñas del grupo de él lo acompañaba con una breve
interpretación musical que realizó utilizando una aplicación de la tablet de Julio.
El poema decía:
El sol de Heredia es diferente al de los otros
lugares. Su atardecer abraza a la gente de su provincia, hay cultura en sus
calles, trabajo, la comida en Heredia es deliciosa, por eso la compartimos con
nuestra familia.
En mi provincia las máscaras salen de noche, cuerpos
y sombras se juntan en un baile que dura siempre.”
Después
de aplausos, se le dio oportunidad al grupo de Natalia, que en su propuesta
fomento el liderazgo en los y las participantes, pues los empoderó para que en
público dirigieran pequeños “sketch”, pero tipo fotográficos, inmóviles que
practicaron en su momento. Esta dinámica, además de propiciar el respeto entre
ellos, incentivó a que cada una de las personas del grupo tomaran la iniciativa de
dirigir una situación en particular en público.
Natalia,
tenía a su cargo 6 personas que representaron por medio de dichos sketch
situaciones características de su comunidad, entre las que destacaron algunas
como: Jugar bola, ir al parque o ir a jugar a la casa de Rodrigo, uno de los
niños del grupo. Una que me llamó sobremanera la atención, fue la situación que
propuso el niño que se mostró retraído al inicio, pues el título de su sketch
fue: vivir con confianza y seguridad, lo que sobresalió de resto de las
actividades propuestas, que fueron un poco más cotidianas, en cambio en ésta,
intentó reforzar dos valores que actualmente se han debilitado casi por
completo y que afecta directamente nuestra convivencia.
En
total fueron 6 situaciones distintas, cada uno y una de las integrantes dirigió
cada actividad dando una indicación, mientras los demás imitaban posiciones
simulando que realizaban la actividad. Cabe señalar que la dinámica fue muy
sencilla, pero caló de gran forma en los y las estudiantes participantes.
Por
último, fue el turno del grupo de Jhavier, que presentaron otra dinámica muy
interesante. En esta oportunidad, Jhavier le indicó a los niños y niñas que
escribieran las 5 características que los y las identificaba. Luego debieron de
plantear una situación para representar, a lo que propusieron: un día en el
parque. Con las características que cada niño mencionó, tuvieron que inventar
un personaje del parque al que deberían de poner en escena durante la
exposición.
En
el momento de la presentación, los niños y las niñas entraban uno por uno,
primero fue un árbol quien nos contó sus características, luego otro árbol que
hizo lo mismo, luego entró una pajarita que mientras volaba nos iba contando
cómo era, hasta posarse al frente del primer árbol, posteriormente un perro que
entró bordeando al primer árbol y que hasta orinó, nos narró cuales eran su
cualidades, hasta que se echó a la par de la pajarita. Velozmente entró una
bicicleta y rápidamente se describió y terminó parqueada al otro lado de la
pajarita. Finalmente una niña y un niño, sentándose en una banca del parque nos
contaron cómo era cada uno y al final de la actividad nos ofrecieron un hermoso
paisaje de un domingo en el parque.
Los
aplausos se hicieron presentes y en esta ocasión la asombrada fue la profesora
Laura, que terminó sorprendida por el talento de sus estudiantes.
La
actividad finalizó, cuando Lucía indicó que nos sentáramos todos y todas en
círculo nuevamente, con el fin de hacer una reflexión final sobre el taller. La
palabra la tomó Lucía e inició preguntándoles a los artistas que fue lo que aprendieron
durante la actividad. A todos y todas nos tomó por sorpresa, pues creo que
esperábamos iniciar por lo niños y niñas. Esta ruptura fue muy valiosa pues
obligó al artista a reaccionar de manera rápida y de reflexionar cómo le
impacto el trabajo realizado.
Las
respuestas, lamentablemente no se documentaron, pues cómo fue algo sorpresivo
no se tenía ninguna grabadora lista, y entre tanta actividad no fui capaz de
retener todas las ideas. Además, viendo la actitud de Lucía, me tocaría el
turno de hablar a mí, por lo que también empecé a formular mi respuesta, y
aunque omití el duro golpe recibido al inicio, cuando deslumbré aquello
mencionado anteriormente en relación con el asombro que no pude captar mucho de
lo que dijeron los artistas en el momento. Sin embargo, a grandes rasgos,
mencionaron la sorpresa por ver tanto talento, que todos y todas tenían la
posibilidad de llegar a ser grandes artistas, que todo es cuestión de trabajo,
etc. Por este motivo, y como resumiré más adelante, uno de las recomendaciones
es de contar en el 100 % de las actividad la grabación, aunque sea de voz de
los trabajos y discusiones, pues se generan y se formulan ideas y situaciones
que son necesarias rescatar, para un análisis posterior.
El
taller concluyó de una excelente manera, y después de un refrigerio que nos
tenían preparado, y dejar asombrados a nuestros invitados internacionales con
el sabor del cas, nos marchamos de la escuela en miras de la inauguración.
Partimos satisfechos, sonrientes y yo en lo personal, emocionalmente golpeado,
por aquello que pude descubrir.